La congruencia, la actitud de servicio, la firmeza y la constancia han caracterizado a la Dra. María del Rosario González Paredes a lo largo de su vida. Nació en El Rosario, Sinaloa un 8 de enero. Poseedora de una gran claridad y determinación, a los 14 años decidió dedicarse a la educación. Desde pequeña mostró un especial interés por la lectura y el estudio, además de un carácter crítico y propositivo ante los sistemas de enseñanza que la ayudaron a formarse un ideal personal sobre lo que podría ser la educación, fundamentada en su experiencia y los grandes autores en materia educativa. En su formación buscó la especialización recibiéndose como Maestra de Jardín de Niños en 1966 y gracias a su alto promedio y desempeño académicos recibió una plaza en el Distrito Federal. Estudió la Preparatoria Nocturna y en septiembre de 1969 fundó el segundo Jardín de Niños particular en la Ciudad de Culiacán, Sinaloa. La doctora González Paredes ingresó en 1973 a la Facultad de Contaduría y Administración en la Universidad Nacional Autónoma de México. Siguiendo con su tenacidad académica, encontró un especial interés por el desarrollo humano que la llevó a adoptarlo no solo como disciplina científica, sino como forma de vida y relación con los demás, al ver reflejados muchos de sus pensamientos. Es entonces cuando decide cursar los grados de Maestría y Doctorado en Desarrollo Humano. Fue el epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo Jean William Fritz Piaget, revolucionario de los sistemas de enseñanza a nivel mundial, la principal inspiración de la doctora González Paredes debido a su pensamiento y sus aportaciones al campo de la educación infantil. La doctora estableció la importancia de incluir en el plan de estudios aspectos como: el idioma inglés de manera intensiva, el desarrollo de habilidades matemáticas y computacionales, un sentido de responsabilidad social, el desarrollo humano integral y la relevancia de los valores universales dentro de un entorno colaborativo entre padres y maestros. Para lograr este objetivo era necesario dedicar más horas al estudio, y por lo mismo contar con una infraestructura adecuada para garantizar el óptimo aprendizaje de los alumnos. El ideal de la Dra. María del Rosario se materializó cuando en 1992 fundó el Instituto Bilingüe Jean Piaget Primaria basado en una filosofía humanista y con el compromiso de ofrecer alta calidad académica, el inglés intensivo e involucrar a la familia a través la Escuela para Padres. Aplicó los principios administrativos de calidad en la enseñanza y en la capacitación del personal docente, fomentando el involucramiento de los padres de familia en la educación de sus hijos. Ella asegura que cuando mira hacia atrás y evalúa los logros alcanzados, nunca se ve sola, está rodeada de su familia: el Instituto Bilingüe Jean Piaget. Una de sus máximas satisfacciones es ver a sus alumnos y sus familias logrando sus objetivos de la misma forma que sus compañeros docentes, quienes han encontrado en el Jean Piaget una forma de enriquecer sus vidas para seguir progresando y formándose día con día. Actualmente el Instituto Bilingüe Jean Piaget es una de las mejores alternativas educativas en todos sus grados: Maternal, Preescolar, Primaria Secundaria y Preparatoria. |
La doctora González Paredes dedica su tiempo libre a su familia, es madre de dos hijos, Víctor Eduardo y Julián Daniel, afortunada abuela de los pequeños Danna e Ian. Sirve a su comunidad a través del Club Rotario Culiacán Tres Ríos, institución con la cual el Instituto Jean Piaget realiza intercambios escolares a nivel internacional. Fundó Club Interac para jóvenes de 14 a 18 años que participan en causas benéficas para niños y jóvenes, además de ser una activista ecológica que participa intensamente en campañas que comprometan la educación de la comunidad en el cuidado del medio ambiente.
Su misión siempre ha sido muy clara: el servicio a los demás y el crecimiento de quienes la rodean con amor, compromiso y entrega. La Dra. María del Rosario González Paredes cree firmemente en lo que hace y que lo hace bien, ofreciendo la mejor calidad educativa con una entrega completa a los demás, trabajando en equipo, compartiendo la filosofía de que en el instituto se inscriben familias, no solo alumnos. Ella se complace al ver como los pequeños detalles están haciendo la diferencia, poniendo como ejemplo la implementación de actividades extraescolares para desarrollar las capacidades artísticas y deportivas de los niños, que muchas veces llegan a ser su elección vocacional. Su máxima: “Educar es templar el alma para darle sentido a la vida”.